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Mostrando las entradas de 2017

Alice. Milena Agus.

Me encantan las novelas que transcurren en Italia. Creo que una de las novelas que más he disfrutado de todas las que he leído ha sido "La conciencia de Zeno" de Italo Svevo, y los cuentos de Stefano Benni en ese libro prodigioso "El bar en el fondo del Mar" que fue editado por Seix Barral y que curiosamente ahora es casi imposible de encontrar su traducción al castellano. Tal vez por esa nostalgia de vivir en Italia sin poder es que leo las novelas italianas transportándome abolutamente a la Toscana, Roma, Florencia o pequeños pueblos costeros en donde por supuesto, mataría por visitar. Esta vez quise empezar Alice de una escritora que yo no conocía pero que  me atrajo porque estaba editada por Alfaguara y como estoy de vacaciones y he pasado un año muy duro, me dije a mí misma"Adelante, leámosla, aparte, transcurre en Italia...donde por los momentos, no puedes viajar". Sinopsis: Alice, una muchacha frágil, marcada por una tragedia familiar tie

Mi lucha. Un hombre enamorado. de Knausgård, Karl Ove

Acabo de terminar este segundo tomo de los 6 libros que componen la obra del noruego Karl Ove Knausgård. Y qué dicícil es a veces encontrar estas letritas que reproducen el alfabeto noruego. La primera vez que vi la portada del libro fue en una Fcnac y costaba muy caro así que esperé un poco y luego me decidí a comprarla en formato Kindle porque costaba bastante más barato y mis finanzas nunca han sido muy boyantes. El libro comienza con la odisea de un viaje de una familia del norte de Europa con sus tres hijos. Pero si crees que solo se trata de eso, o de que este viaje representa la aventura de Odiseo, pues no es el camino, aunque quizás sí, y ya explico por qué. Karl Ove Knausgård relata con una frialdad y humor negro lo que ralmente representa una simple excursión de un matrimonio con tres niños pequeños. Que vaya, que hemos leído  3000.000000000 blogs de madrazas que describen al milimétrico detalle sus aventuras, que tú mismo con amigos intentas aprehender con palabras lo

Venezuela es para mí...

Aún me recuerdo cuando acostada en un colchón que era más bien un catre (dormía al lado de mis padres porque estábamos en obras) miraba el pénsum de mi carrera, tratando de calcular los años que me quedaban para terminar. Estaba en el segundo semestre y en realidad me faltaban cuatro largos años para hacerme licenciada. Han pasado muchísimo tiempo, en realidad tanto que he perdido los recuerdos nítidos, ya los ojos de las personas que veía todos los días se me confunden con sus narices, sus pelos y sus bocas. En aquel entonces yo vivía en Venezuela. Un país que ahora mismo es  una imagen difusa y trágica de lo que era en aquellos tiempos en los que yo estudiaba literatura. Pasé cuatro largos años  más en aquella universidad porque creía firmemente que al terminar trabajaría en  un buen liceo e iría a la playa de vez en cuando, vería mis series por cable y en algún momento conseguiría un novio con quien pudiese convivir y casarme. Creía y nunca pensé que vivir en otro país era una

Mañana en la batalla piensa en mí, Maduro

Había pensado que ya esto me estaba quemando la vida y mi migraña volvió, y a veces esa resequedad en los ojos, y aunque mi vida es normal, aparentemente apacible y equilibrada, está por supuesto ese lado inquientante, esa sombra de esa identidad mía de la que podría renegar, pero para qué negarlo, me acompañará hasta el final. Hoy me bañaba con un jabón marca Cien, que no se gasta, que estaba nuevo y que podía tirar a la basura para reponerlo inmediatamente por otro igual, sin que eso supusiese ningún descalabro económico para mí y pensaba que era solo una de las infinitas cosas que les quitaron. Esa sombra he decidido alejarla un poco, desconectarla, aparcarla como quien deja el carro en el estacionamiento y no piensa en él hasta que termina la diligencia y tiene que volverlo a buscar. Entre esas cosas que idealmente podríamos hacer, esos consejos que nos da la gente preocupada por lo que pasa allá está por supuesto, seguir con la vida y hacer como que lo que ocurre no sucede,

Noche de rabia

Escala de factores.  lo que pude haber afectado a una mujer loca. El otro día  miraba por la ventana mientras el tranvía rodaba; las mismas tiendas de todos los días; para qué negarlo: Karlsruhe es anodina. El día estaba gris, nada que remarcar, y entonces me puse a pensar si yo realmente no estaba malgastando mi vida odiando al mundo. Tópico de cualquier ser que ha vivido. Esos días en los que odiamos hasta los ángeles vestidos con batolas.  Te quedas amargada, claro, hay un cúmulo de factores para eso. En principio vas siempre en el mismo tren y piensas en cosas estúpidas y unos viejos te quedan mirando, te ven con desprecio, miras el espejo del tren y te das cuenta que tu aspecto es tan poco atractivo... ¿quién podría siquiera fijarse en ti con esas ojeras y ese pelo en este país de blancos? El caso es que nada en ti significa nada interesante, inclusive tu vida termina siendo un rosario aburrido de malas casualidades.   Siempre que voy en el tren pienso en el precio