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Mostrando las entradas de junio, 2014

La casa

A veces pienso todo lo que un ser humano sacrifica por una casa. Recuerdo cuando mi abuela, por ejemplo, dejó de estar con sus nietos, sus hijos, dejó de disfrutar de las cosas pequeñas y grandes de la vida, de conocer otras cosas, porque tenía que cuidar la casa. No fuese a suceder un robo y ella, una anciana de 75 años para aquél entonces, pudiese impedirlo con su propia presencia. En España entonces conocí a mucha gente que gastaba el 70% de su salario para poder pagar una casa. Se levantaban un lunes en la mañana, aguantaban humillaciones de jefes y compañeros, pasaban   largas temporadas de mala leche, amargando el espíritu, solo para conseguir el dinero para pagar la casa. Otros perdieron su vida pagando mensualidades astronómicas que nunca terminarían de cubrir, porque dentro de 40 años lograrían, por fin, comprar una casa. Pienso que la vida dura a los sumo más o menos 70 años, siendo optimistas, hay mucha gente que se muere antes, y la mayor parte de la vida nos la pasa