Ir al contenido principal

La felicidad

Me gustaría definir un poco este sentimiento o estado de ánimo:

"No pensar que se está hambriento o enfermo, tener algo interesante que hacer, sentirse cómodo, compartir, amar",




No somos felices. Yo creo que la vida moderna con la sociedad occidental y la que no, han tejido el hilo con unas madejas confusas para la gente, le regalan mucha información para aprisionarlos, les marean y les prometen el perfeccionamiento de su especie a través de los teléfonos móviles, de la velocidad, de los trabajos de esclavitud que prometen hacerte mejor, de los sueldos miserables, de la desolación de mirarte ante la pantalla de facebook buscando amor.

Yo francamente me he resitido a comprarme un teléfono con pantalla grande y táctil, podría hacerlo, pero creo (y perdónenme porque puedo parecer una testigo de Jehová) que los tiempos actuales necesitan un frenazo. No hay equilibrio y las desigualdades son injustas para los diferentes competidores (ahora puedo parecer una luchadora sin aforo).

Entiendo lo que es la soledad. Me gusta en su justa medida, ahora todos somos unos solos, nosotros y nuestro teléfono, nosotros y la pantalla, ¿cuándo habíamos estado más rodeados rodeados de gente?

Pero nos gusta la gente. A mí también me gusta la gente. Pero vivo en Europa ( a mi pesar, juro que me gustaría irme a vivir a Trinidad y Tobago y dejar certificados, pruebas, alemanes, títulos, inalcanzables requisitos ¡ay, las estrellas y sus distancias luz! )

Si escribo ahora más a menudo es porque he terminado el curso de alemán, he buscado trabajo sin éxito, he solicitado una plaza en un master de español para extranjeros (me la han negado porque no me gradué en España), me he tenido que joder en grande y lo único que me quedan son los libros, sus mensajes, una bicicleta que manejo, mi familia (esto es muy importante y soy feliz de tenerla), una computadora donde escribo una novela, y mis propias piernas para hacer jogging.

Cuando salí por primera vez a correr (jamás había corrido en mi vida más de dos minutos) lo hice porque sabía que sino corría me iba a volver loca. Metida en una casa, sin amigos con los que te puedes echar unas cervezas sintiéndote en confianza, me dije que era mi única salvación así dejara el bofe en la acera y me descompusiera de cansancio.

No sucedió. Corrí escuchando música alemana bazofia, corro feliz, cantando en voz alta, bailando cuando la canción no es bazofia.

Me redimo con cada paso que doy y mi salud mental es sólida ( o eso parece).

Ahora leo una novela de Fante y me río con sus cosas, qué cosas las de los inmigrantes, o los hijos de estos.

Comentarios

Tracy dijo…
La felicidad hay que buscarla en las pequeñas cosas.
Susana dijo…
Ten paciencia. Seguro que acabas encontrando un trabajo pero, como tú misma has dicho, no todo en la vida es trabajar y ganar dinero. Un beso.

Entradas más populares de este blog

Normal

Me he estado preguntando últimamente qué es realmente ser normal. La campana de Gauss no pudo explicarme. Si yo soy normal (esto es un ejemplo) no puedo ser pureza normal porque ser pureza normal es estar metida en la barriga de la campana en todas las variables posibles que pueden definirme, entonces dudo que yo sea normal (esto es parte del mismo ejemplo). La normalidad, según mi humilde criterio, va de la mano del aburrimiento y el aburrimiento es lo más gris, uniforme y castigador que hay. Prefiero entonces no ser normal absolutamente; sin embargo, si tuviera que esperar a alguien que me haga compañía preferiría que lo fuera. La normalidad es predictiva, y en el fondo, aunque nos cueste aceptarlo, a nosotros, sí, también a mí (y aquí soy normal) no nos gusta sobresaltarnos con cosas anormales. Las cosas anormales causan incertidumbre y la incertidumbre continuada es una desdicha (al menos para la gente normal en este tema). Lo anormal tiene algo de divertido, desastroso y siniest

Mi crítica : "El guardián invisible" de Dolores Redondo

  No sé por dónde empezar; este libro ha sido la absoluta decepción del año junto con "Persona Normal" de Benito Taibo. Mi malestar empezó con los diálogos... Llegado un momento de la trama uno de los inspectores que hacen el séquito a la inspectora Salazar se lanza con una exposición de cita de libro sobre las leyendas vascas y sus criaturas ancestrales. La exposición, ausente de cohesión con el ritmo anterior de los diálogos, se me antojó un corte y pega de Wikipedia difícilmente catalogable ; penoso para ser este un libro leído y celebrado por tanta gente. Lo voy a decir y lo siento por los fans acérrimos de Dolores Redondo: Los diálogos son acartonados, impostados, manidos, faltos de fuerza y vivacidad, en algunos momentos me parecen absolutamente naivs propios de una parodia de lo que debe ser un libro policíaco, con búsqueda de asesino incluido. Pongo un ejemplo, por favor, para continuar con mi indignación; llegado el momento la inspectora sale a buscar a unos doctores

"El misterio de Salem's Lot"

  Amo los libros de terror, no los leo en la noche con la puerta entreabierta, con todo en silencio, me imagino que viene un ser horrible con ojos de muerto y se para en silencio en la puerta y yo me paralizo y no puedo ni gritar ni hablar del miedo, pero es lo que busco, qué le vamos a hacer. Este libro tiene como protagonista a Ben Mears, un escritor en sus 30 que por circunstancias de la vida había pasado una temporada en Jerusalem´s Lot cuando era niño. El caso es que Ben vuelve al pueblo tras una tragedia personal para escribir y recordar las experiencias de ese intenso verano en el que vivió un encuentro sobrenatural en la casa de los Marsten. Aquella casa abandonada había pertenecido a la familia Marsten, una pareja fallecida en espeluznantes circunstancias. Después de aquello, la casa fue ganando la fama de maldita y los niños hacían apuestas de valor a ver quién se atrevía a entrar y superar las posibles apariciones fantasmales que se encontraban dentro.  Ben de niño  lo hizo