Tengo un libro electrónico, sí. Por mucho tiempo dudé en comprármelo hasta que un amigo me habló de sus múltiples maravillas (puedes almacenar muchísimos libros, no te cansa la vista, puedes subrayar, escuchar música clásica mientras lees, puedes pasar las páginas sin ningún tipo de incomodidad, etc).
En realidad lo compré como un acto desesperado cuando daba pecho a mi bebé recién nacido y no tenía televisión, y me quedaba viendo al techo, obstinada, durante casi 12 horas al día. El hecho es que siempre fui en contra de los libros electrónicos y ahora, reconozco, que en mitad de la noche, cuando el insomnio me acecha, no me queda otra que encender mi débil lámpara de sal y apelar por el pequeño aparato sin moverme ni cambiar de postura, cosa que tenía que hacer con los libros de papel. Y por esta y no por otra razón los últimos 5 libros que he leído los he leído a través de mi libro electrónico AmazonKindle. Lo mejor es que pude aprender muchísimo inglés con este aparatejo, porque los libros de Lord Byron que me leí, los leí con el lector electrónico speech mientras mis ojos recorrían las múltiples páginas. Y en un idioma como el inglés, el ver la palabra a la vez que la escuchas significa una ayuda incalculable.
Pero a pesar de todas las bondades de todo esto, puedo decir que los libros en papel tienen el sabor de aquello que es más palpable. He comprado, por recomendación del excelente blog entre montones de libros , un libro en papel que pedí por Amazon (Traducción de La hija de Robert Poste); como está en español me sale por un ojo de la cara, pero en fin, lo pedí y creo que voy a pausar mi etapa del libro electrónico para volver a sentir entre mis dedos las páginas que se deslizan y poder subrayar los pasajes que me gusten con un lápiz de grafito y poder dibujar florecitas en las esquinas de las páginas y poder tocar, con toda su gorda maginitud, las páginas juntas, llenas de cosas interesantes, de paisajes descritos, de aventuras y diálogos, en su extensión real, en su coposición química palpable y sin cifrar 0 o 1nos. Creo que va siendo tiempo de alejarme de las montañas de información para deleitarme con lo tangible.
En realidad lo compré como un acto desesperado cuando daba pecho a mi bebé recién nacido y no tenía televisión, y me quedaba viendo al techo, obstinada, durante casi 12 horas al día. El hecho es que siempre fui en contra de los libros electrónicos y ahora, reconozco, que en mitad de la noche, cuando el insomnio me acecha, no me queda otra que encender mi débil lámpara de sal y apelar por el pequeño aparato sin moverme ni cambiar de postura, cosa que tenía que hacer con los libros de papel. Y por esta y no por otra razón los últimos 5 libros que he leído los he leído a través de mi libro electrónico AmazonKindle. Lo mejor es que pude aprender muchísimo inglés con este aparatejo, porque los libros de Lord Byron que me leí, los leí con el lector electrónico speech mientras mis ojos recorrían las múltiples páginas. Y en un idioma como el inglés, el ver la palabra a la vez que la escuchas significa una ayuda incalculable.
Pero a pesar de todas las bondades de todo esto, puedo decir que los libros en papel tienen el sabor de aquello que es más palpable. He comprado, por recomendación del excelente blog entre montones de libros , un libro en papel que pedí por Amazon (Traducción de La hija de Robert Poste); como está en español me sale por un ojo de la cara, pero en fin, lo pedí y creo que voy a pausar mi etapa del libro electrónico para volver a sentir entre mis dedos las páginas que se deslizan y poder subrayar los pasajes que me gusten con un lápiz de grafito y poder dibujar florecitas en las esquinas de las páginas y poder tocar, con toda su gorda maginitud, las páginas juntas, llenas de cosas interesantes, de paisajes descritos, de aventuras y diálogos, en su extensión real, en su coposición química palpable y sin cifrar 0 o 1nos. Creo que va siendo tiempo de alejarme de las montañas de información para deleitarme con lo tangible.
Comentarios
Ya sé que es nadar contracorriente pero a mí me gustan más.
Besos.
Un abrazo.
Mercedes.
Gracias por hacerme caso, has elegido un libro divertido, cosa que se agradece. A mi me sorprendió mucho, más que su segunda parte, y me divertí.
Espero que te guste, ya me contarás.
Un beso
Muchas gracias.
Claro que puedes.
Besos.
Nosotros también tenemos kindles
un beso, te seguimos,
Lourdes