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Mostrando las entradas de enero, 2012

Mi libro electrónico

Tengo un libro electrónico, sí. Por mucho tiempo dudé en comprármelo hasta que un amigo me habló de sus múltiples maravillas (puedes almacenar muchísimos libros, no te cansa la vista, puedes subrayar, escuchar música clásica mientras lees, puedes pasar las páginas sin ningún tipo de incomodidad, etc). En realidad lo compré  como un acto desesperado cuando daba pecho a mi bebé recién nacido y no tenía televisión, y me quedaba viendo al techo, obstinada, durante casi 12 horas al día. El hecho es que siempre fui en contra de los libros electrónicos y ahora, reconozco, que en mitad de la noche, cuando el insomnio me acecha, no me queda otra que encender mi débil lámpara de sal y apelar por el pequeño aparato sin moverme ni cambiar de postura, cosa que tenía que hacer con los libros de papel. Y por esta y no por otra razón los últimos 5 libros que he leído los he leído a través de mi libro electrónico AmazonKindle. Lo mejor es que pude aprender muchísimo inglés con este aparatejo, porqu

Heilderberg y Oporto

El fin de semana pasado estuve en Heilderberg (Una ciudad que tiene la universidad más antigua del país y un centro histórico que no tiene pérdida) ; cuando llegué a la estación de trenes (Banhhof), me di cuenta que había dejado la cámara fotográfica en mi casa. Es curioso pero antes nunca se me olvidaba, la llevaba a todas partes y en mi estridencia de semi adolescente tardía, era capaz de maquillarme para verme mejor en las fotos.Ahora no hago eso (¡Oh, señor ! ¿¿soy más seria??), siempre olvido llevarla, pero supongo que por un lado tiene también sus ventajas, puesto que al no tener un fijador de imágenes automáticas, hay un mayor esfuerzo de la memoria por retener aquello que es inusual, nuevo, y que acapara la atención.  Del castillo (Heilderberg tiene un castillo), puede decirse que sufrió un cataclismo castillezco por parte de los franceses, a quienes les gustaba mucho destrozar castillos ajenos. Esto fue en el año 1693. El castillo está compuesto por varias ruinas y

Entender un idioma (El alemán)

el Super detrás de casa, muchas biciletas, todo muy apacible. A veces la repetición de los días puede hacer que los sueños que tienes cuando duermes se hagan más extraños. No sé si es porque al carecer de experiencias que me conmocionen termino por echar mano del inconsciente, y de todo el patuque de recuerdos extraños, impresiones, obseciones y fantasías que he experimentado a lo largo de mi vida. Esos ojos despiertos son los de  mi pequeño Nicolás. Lo cuido todo el día, le invento juegos, le leo los cuentos de TEO, aunque sean para un niño de dos años. Investigo en internet sobre los ejercicios que debe hacer, lo ayudo a que gatee pero mi trato humano se limita a él y a mi marido, cuando llega de trabajar. Comienzo a sentirme como en una isla desierta. Cuando voy al parque, no quiero que me hablen, me siento nerviosa, porque no me gusta decir que Ich Kain Nich Spreche Deutsch (Si está mal escrito, perdonen). Hasta ahora, intento escuchar las conversaciones en la calle, lo qu

La comida en Alemania

Mi desayuno. En realidad, la comida alemana no me ha dejado una gran impresión. Cuando vine de Venezuela a España me llevé la sensación de que los españoles comunes, con el poco tiempo que tenían, optaban por comerse unos ñoquis prefabricados pasados por el microondas al menos cinco minutos. Pero la verdad es que en España la gente que puede prepara su comida y lo hace comprando en esos grandes mercados de barrio que tienen de todo (Yo iba al mercado de las Ventas, que es genial), dícese cestas de madera con frutas de todo tipo, al precio que tu quieras pagar según la calidad. En Alemania hay de todo, pero no es lo mismo, la mayoría de la comida es prefabricada, te pueden vender hasta las sopas de lentejas (que también las hay en España) con salchichas, metidas en una latica que compras y usas según el apuro, y cuando las pruebas, saben desabridas y no te dejan ese frescor calentito de la comida casera.  En Alemania se comen salchichas, hay salchichas por todos lados, y no

Fin de año en Alemania

Los alemanes beben mucho. Es lo que he podido ver en mi primer fin de año que paso en el país teutón. La relación de los alemanes y la bebida responde a un tópico ampliamente conocido: La cerveza. Alrededor de 131,7 litros por persona al año. Quien no se haya deleitado con una cerveza alemana en su vida debe hacerlo, son deliciosas y la variedad es enorme . En cada pueblo, por muy pequeño que sea, se fabrica una cerveza autóctona deliciosa. Pero los alemanes no son solo cerveza, y como son muchas cosas, yo solo me voy a ceñir a lo que mi ojo avisor conoció en la noche de fin de año (Silvester, para ellos): ya se sabe que me gusta ver a través de las ventanas, y generalmente para mí Alemania tiene mucha diversión porque los alemanes hacen muchas cosas en su casa, de alguna forma la casa es su templo y, como las calles están vacías y las farolas son débiles,  las casas tienen un contrapunto, están bien iluminadas y cualquier fisgón como yo puede observar lo que hay dentro de ellas.