Confundo la culpa con la pena. A veces quisiera que el tiempo se detuviera y yo apareciera, de pronto, en el bucle del pasado; en Madrid. Mi mente dice ¡Epa, back!, no, no es Madrid, a Madrid le dijiste chao y lo dijiste con todo el conocimiento de causa. Ya Madrid no era para mí.
Entre los muebles que ocupan mi cabeza estoy intentando encontrar la aguja escondida del idioma alemán. No la encuentro, me parece imposible, todo el mundo me dice que al final acaba apareciendo, en la rendija del hilo de una alfombra peluda, en un espacio casi invisible de la mirilla de la puerta.
Me gusta escuchar mi idioma y ahora solo escucho fonemas del alemán, fonemas que no tienen ningún significado para mí pero sí para los demás, en parte es divertido porque termino fabricando múltiples telenovelas, a todo tengo que ponerle yo significado un significado que ya venía conmigo, acorde con mi cultura y mi vida en español. Me monto mil telenovelas al día y todas se pagan y se dan el vuelto, todas terminan felices, todo es genial.
Cuando tengo que enfrentarme al idioma sin saberlo, sufro, no puedo hablar, no puedo, no sé el pasado y no acabo de pillar el rollo de la sintaxis.
Pero sigo con mis historias que me invento en un mundo en alemán, que por el momento, carece de significado para mí.
Comentarios
Y sí, son amables y hasta cierto punto fríos, no hay tanta cercanía entre las personas pero descubrirás que una vez haces amigos, son casi como familia.
Ánimo y muchos besos