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Mostrando las entradas de enero, 2008

20 minutos

Tengo exactamente 20 minutos para hacer esta entrada, no tengo derecho a corregir, tengo permiso de escribir y escribir como cuando corro en una sabana grande, verde; se me antoja una pradera con florecitas de esas parecidas a una foto de windows Xp. Ya agoto el tiempo, y sé que se gasta, se va,son sólo veinte minutos que tengo y la verdad se me ocurre escribir del tiempo y de la frustración. Tal vez esté viendo todo de color gris, o azul pálido, pero el tiempo no sé si deprima, sólo sé que se gasta y se gasta. En algún lado escuché que el tiempo no era tan uniforme y hasta podía ser tangible, que estaba constituido de protones y no sé qué cosas más electrónicas ( y se gasta) y aquí no podemos saber si el tiempo de verdad es el tiempo ¿Y si no existiera dentro de los vocablos inventados en los idiomas? ¿Sí la gente viviera sin medidas? ¿Si no fuera necesario saber que nos ponemos viejos (y que se nos gasta), que nos vamos desmoronando, arrugando como una pasa, ajándonos, olvidando hast

A otro sitio

Mi ausencia está más que justificada: he tenido que recorrer calles, avenidas, anuncios clasificados; llamar a voces descoloridas, estridentes, cautelosas; hurgar, escudriñar, dudar, pensar más allá. He tenido que buscar un apartamento en alquiler, qué tarea tan difícil en un país como este y creo que en muchos otros. De todas maneras y como mi condición de arrimada (persona que vive con todos sus peroles empaquetados como una hallaca en un rincón de lo más chiquito para no molestar) lo ameritaba tuve que buscar con empeño, dedicación y luego desesperación un apartamento sitio y barato ¡Qué calamidad! La búsqueda fue al principio infructuosa pero también representó en mi haber de historias una verdadera aventura; me vi en un taxi paseando por calles desconocidas, marginales, donde miles de seres hambrientos hacían colas enormes para comprar un poco de leche, carne, pollo, azúcar o lo que sea que no exista en los anaqueles de un super mercado. Me tocó ver sitios nunca explorados de M

¿Es acaso importante?

Torrealba es un ser tímido, álgido, disconforme. Generalmente camina con la cabeza gacha, los ojos fijos en el suelo. Sus manos siempre están vacías, no le gusta nunca cargar nada. Dicen que es taciturna, dicen mucho. Torrealba tiene el labio superior partido, es hermosa a pesar del evidente desgaste de su dignidad y su cordura; flaca en extremo, autista, divorciada del exterior. Empezó consumiento pastillas, tal vez por curiosidad--es lo que se dice--tal vez por débil. Luego entraron en su repertorio los tabacos de hierbas incansables y las inmaculadas rayas de cocaína. Siempre con amigos ricos y bellos, ni un pelo fuera de su sitio, ni una prenda de vestir barata. Al poco tiempo se hizo fastidiosa, ya no la querían en ningún círculo--se había gastado todo el dinero--; empezó a venderse: uno primero, luego varios, después cronometraba para ganar más. Este trabajo, al contrario de lo que podía pensarse, le dio un poco de orden. Y llegó su vida plagada de noche,llegaron los sueños